Pendientes Entonces, quererte es un desperdicio Una tontería. Una absurda y descabellada orgia de ideas. Una pena. Una maldita y retorcida manera de quebrarse la boca sin mencionar palabra Una vergüenza. Como tratar de besar el tiempo y no tener labios entre toda la ceniza Una demencia. Un golpe en el vientre y una bala en medio de la lengua Un miedo obligado a sostenerse y a crecer ahogado en su miseria. Quererte, es entonces una dolorosa manera de no quererse y dejar que cada sueño fallezca en el intento. Quererse, entonces dejar de pensar en ese algo incandecente inperenne inmutable y ascendente y al final, de todo, tras todo entender que podía detener el mundo por ti pero que tú no podías sostener mi mano más allá de decirlo y mentirme otra vez y otra vez (…) Entonces, todo esto es Tu manera de escoger Y mi manera de decirt...
Aqui os dejo en archivo digital( y vaya si practico) de un pequeño poemario que llevo guardado desde hace un tiempo y no quisiera se quede dormido solamente en mis archivos de la pc.Para leerla en grande solo se debe dar doble click en ella y abrira una nueva ventana con el archivo a toda pagina.Espero os agrade. Abrazos. Canción y latidos de un corazón de humo. Publish at Calaméo or browse others.
De esperas y mentiras Voy buscando la ultima caricia dejada entre los artículos perecibles de una nevera que congela sentimientos cuales cubos de hielo; para ese whisky de recuerdos que suele quemarme entre sonrisas la garganta. Mientras las paredes parecen bailarme los instintos entre vaivenes que terminaran en caída justamente a medianoche donde la cordura sale a vestirse con retazos de las palabras, cuales mujeres de la calle, ofreciendo mentiras entre sus pieles gastadas; buscando que las esperanzas muertas alejen sus huesos de la memoria. Porque me he acostumbrado a rellenarme el pecho de cualquier rezago de tus ojos que hubieses dejado en la almohada; migajas de fotos sin rostros ni manos y polvo del camino que no hicimos. Dejando que ese espacio tan ínfimo como absurdo que debe de llenar el corazón que te llevaste entre maletas, sea ocupado por algo de similar inexistencia. Como el inútil pensamiento de dejar las puertas abiertas por si tal vez regresas.
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