Altar.

Porque dueles.
Porque avanzas, porque carcomes
y te sumerges en la inmunda nada
con la presteza de una bestia

Un lobo. Un estepario huyendo
en la bruma de su propia guerra. Un muerto.  Un insomne hábito
condenado a la tristeza. A la pereza
A la candente lujuria de la pena y su
asfixiante y maldito, maldito olor

Porque ahogas. Porque apuñalas.
Porque tu absurda cobardía muerde
tiernamente mi voz. Porque cansas.

Porque eres ese nudo en el pecho
que nubla la vergüenza.  Mi decencia, mi putisima y ramera resiliencia a la ceguera
de tu error

Tu pobre corazón hablando de amor

como si tuvieras  una mínima idea
de que  conlleva
mirar dentro del otro
y habitarle la razón

Porque no sabes, ni sabrás

Y jamás sabremos
del color en los ojos de Abril (...)

Jamás.


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VPx








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