Pra ele, e pra sempre.
Pra ele, e pra sempre.
Escribir es el arte de domar fieras inconmensurables / y hacer que de la profunda oscuridad en sus ojos / salgan las propias voces / que uno no deja desangrar fácilmente. (VPx)
Pedro Salinas, escritor de la generación española del 27, definía a la poesía como “Una aventura hacia lo absoluto”. Una definición clara y exacta a mi parecer del trabajo poético de Mauricio Pablo Emmanuel Fernández. Puede decirse abiertamente que en su alma narrativa tan idílica como placentera están expuestos los mejores elementos en su forma más llena de vértices y ángulos hacia el espectador. Una aventura hacia lo maravilloso de la cotidianidad vista desde los ojos escondidos en las mimas emociones que duermen en medio de cada acción a realizar. Casi como un viaje al interior del espíritu del autor, donde podemos ver fácilmente el surrealismo delicioso de un día normal diseccionado en cada partícula que pudiese contener.
Erizo, el seudónimo con el cual lo conocí, ha sido un signo clave en la poética y narrativa de este autor. Dilucidaba claramente ya en su poema El dilema del erizo una amplia demostración de esos otros modos de sentir el ambiente en su piel, al llamar a su propio modo a las emociones y renombrarlas con otras palabras fieles y completas al entender de su sangre – El erizo evita tener un contacto real – afirmaba. Y esa distancia le permitía encontrar esa pequeña esquirla que nadie lograba observar. Podemos también apreciarlo tan consistente y fuerte en poemas como Los ángeles también se suicidan, especialmente en los versos – Descubriendo el claro desatino / de creer en el Dios de las telarañas - hablando ampliamente sin tabúes ni intermedios de los profundos pliegues del corazón en relación a sus propias creencias personales y oníricas. Así mismo sus amplios conceptos sobre su propia existencia y su relación con la marea de gente que habita en los límites de sus emociones - Soy un castillo de arena y nubes / descostillado por el desparpajo del océano /esa marea eterna a la que llaman vida –
Su melancolía es un sello habitual en sus creaciones. Puede mostrar el envés y revés de una soledad amantada, un vacío de color, una nostalgia de vida, así como muchísimos más elementos comunes y novedosos posibles. Es innovador, un modo efervescente de latidos nombrables por sus manos de distintos modos cada vez. Pero siempre sin olvidar su marcado estilo de escritura - No renuncio a ser / un rumiante de espinas –Y a pesar de versos tan destacables como - Un "algo" borroso / Un "yo" diluido - él perfectamente sabe cada retazo del cual está compuesto; su seguridad innegable de espíritu para poder hacer de las palabras campos extensos del cual es posible y factible solo esperar más, y más calidad.
Afirmo de este modo que la vena y oficio de domador de términos, versos y pasiones llamado Mauricio Pablo Emmanuel Fernández, es solo la parte inicial del amplio y gran bosque que él esta llegando a ser con el tiempo. Su dedicación hacia este arte lo hace un personaje al que habría que apreciar y consultar con el pasar de sus años, pues auguro que su desarrollo será brillante y sumamente especial. Además de ya estar demostrándolo a través de sus logros en concursos de poesía y foros de internet. Espero así mismo ver como en adelante termina de pulirse para convertirse en alguien que sin titubeo no dudaremos en reconocer (…)
(Vianne d’Praux)
- carta de recomendación escrita para uno de mis mejores amigos,
que es tambien uno de los mejores poetas que conozco,
espero de él, mil estrellas mas suyas para el cielo -
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