Minutilla

Minutilla

Lo sé. Siempre he sabido cosas que tú no ves a simple vista.

Ese amor en las piedras que tocan el suelo, el amor de los árboles que parten su torso alcanzado el sol, el amor de los bambúes por arañar el cielo con una hoja solitaria.

Lo sé, he visto demasiado en todo el mundo, como creo haber visto en ti esa tarde que te conocí sabio y algo aburrido de la gente que contaba sus dilemas.
Y quise saberte más, sencillamente así. Vi de nuevo ese amor en las pequeñas cosas que no se ve a simple vista, pero esta vez claramente fue distinto.
Desde allí vine solo para verte .Verte despacio, con calma, como dibujándote con los ojos los contornos y la ropa que llevabas cada cuanto. Me gustaba hacer ello, solo detener el mundo para verte como se ve a esa flor en medio de la pradera siendo tan flor como todos los días, moviéndose muy rara vez con la brisa que sopla callada. Y sé que creciste mientras yo lo hacia porque mencionaste que hallabas mil cosas dulcemente en mis miradas. Pero eso es de las cosas que no se ven a simple vista, como nunca nadie ha visto ese preciso momento, donde una planta se estira para arriba y se hace más bella cada vez.

Lo sé, hay cosas que puedo observar pero no entender al momento. Porque tú mencionaste que ese amor que yo veía en las cosas y decía yo habitaba en el solo acto de tu respiro, era algo que constituía un problema matemático para ti. Un problema bello y siempre interesante. Que yo no lo sabia, a pesar de mis constantes contradicciones surcándote la ventana. Que debía yo entender que en ese ver de todos los amores en el mundo, yo no había visto el más importante. Ese amor suyo, porque yo lo viera solamente a él en todas las estaciones, horas y lugares. Ese amor mas grande que una casa y que mil edificios sumados uno sobre otro. Eso mismo que se le desbordaba de la piel que constantemente hacia mares en nuestras conversaciones, buscando que naufragara yo en su mundo de eternos ver.

Lo sé. A veces soy muy ciega para las cosas que son mas enormes que el universo, pero lo que él no sabe que es que ya la primera vez que me lo dijo lo había entendido por entero hasta con sus comas y sus manitas abrazándome.

Lo sé bonito. Tú eres tan flor como soy yo flor para ti. Sí, yo también te amo.

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