Rainbow

Rainbow

Hay tantos caramelos
en el cielo, Elvis.

Pequeños cúmulos de aire
haciéndole rebordes de oro
a esas aves tan blancas
y tan emigrantes de destinos
como esos vientos sin rostro
que te cubren indecentemente
desde hoy,
desde ahora
desde esas lágrimas
que nadie pensó
se derramarían en esa travesía
que tu sólo podías conocer
al hablar desmedidamente con tu ausencia.

Hay tantas penas, Elvis
tantos minutos no nacidos,
tantas conversaciones a medias tintas,
tantos papeles breves por traer a mi mesa,
y tantas maneras de contar
que si me viste
en esa esquina de camino a casa,
se te acordaste de mis palabras
y trataste de cuidarme
aún desde ese insondable escondite
al borde de tus propios silencios.

Ahora florecen tantas soledades
como enredaderas sigilosas
en todo un lugar
donde tus pasos solían alegrar
el transcurrir de un día
a la espera de poder vivir el próximo con calma

Porque en ese ir y venir sibilante
muchas voces descascaradas de tus pasos
dejaron sentir su infinita tristeza
por esos afables caramelos
con gracias de aroma humedecido
no volverán a oírse más
desgajando ajenos ojos
de recuerdos empapelables
en sonrisas cortas
ocultándote el pasado.

Ahora realmente estás
tan lejos Elvis.

Nada aquí podrá ser igual nunca más
pequeño anciano de pupilas tristes
sin tus relatos parsimoniosos
de ocasiones tejidas por tu mente.

Debe de haber tantos caramelos en el cielo
amigo mío, tan extranjero de ocasiones

Tú te los has llevados todos

Llena el cielo de sabores Elvis
allá no hay nada que no puedas forjar.
ni iniquidades que no puedas detener

No hay estrellas ahora, que no puedas alcanzar.

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