Recapitulando : Libertad
Libertad.
Así nos conocimos, sabiéndonos distantes
de cuerpo pero atados por el alma. Unidos
como las corrientes lejanas
que en el mar arrullan sus olas
y se hacen la hamaca de un cielo que espera.
Así nos supimos, constantes e indecentes
conociendo la parte mas desnuda en la palabra
que el mundo desconocía en experiencia.
Nos supimos dulces por los labios y amargos
por los tiempos. Y amamos el miedo,
ese miedo que le teme a si mismo
y su poca suerte cuando de dudar
sobre el amor se trata. Y lo ignoramos,
como quien sabe que tras cada puerta
siempre habrá un camino y tal vez una ventana.
Y nos tocamos y nos bebimos,
como el cansado viajero que llega
a el distante oasis del que nunca oyó,
pero sabia existente por cada uno de sus sueños.
Así nos entendimos, silvestres y contrarios
a las direcciones hechas comúnmente a mansalva.
Jugamos a tener el mundo entre el pecho
latiendo a trescientos sesenta y cinco movimientos
por segundo alrededor de nuestras almas,
Y lo sentimos dentro, galopando sin
medidas ni riendas de color preocupación
bordeándonos los cuerpos.
Y nos tomamos desenfadadamente , olvidándonos
del pecado de tener pendientes con la vida
que no daba mas que pequeñas muertes a su paso.
Y los olvidamos y lo olvidamos continuamente
mientras la real sangre , cada uno
se la prodigaba dulcemente al otro.
Y vivimos y vivimos balanceándonos al viento,
zurciendo las estaciones al gusto propio
del horario que puede imponer un beso.
Y así nos quisimos y nos queremos
hablando con silencios del futuro
que aún cuida el vientre del anhelo,
tan constante y sereno.
Así nos conocimos,
sabiéndonos enamorados uno ya del otro
y guardando nuestros labios
hasta ese único aliento
que realmente, la vida daba.
Así nos conocimos, sabiéndonos distantes
de cuerpo pero atados por el alma. Unidos
como las corrientes lejanas
que en el mar arrullan sus olas
y se hacen la hamaca de un cielo que espera.
Así nos supimos, constantes e indecentes
conociendo la parte mas desnuda en la palabra
que el mundo desconocía en experiencia.
Nos supimos dulces por los labios y amargos
por los tiempos. Y amamos el miedo,
ese miedo que le teme a si mismo
y su poca suerte cuando de dudar
sobre el amor se trata. Y lo ignoramos,
como quien sabe que tras cada puerta
siempre habrá un camino y tal vez una ventana.
Y nos tocamos y nos bebimos,
como el cansado viajero que llega
a el distante oasis del que nunca oyó,
pero sabia existente por cada uno de sus sueños.
Así nos entendimos, silvestres y contrarios
a las direcciones hechas comúnmente a mansalva.
Jugamos a tener el mundo entre el pecho
latiendo a trescientos sesenta y cinco movimientos
por segundo alrededor de nuestras almas,
Y lo sentimos dentro, galopando sin
medidas ni riendas de color preocupación
bordeándonos los cuerpos.
Y nos tomamos desenfadadamente , olvidándonos
del pecado de tener pendientes con la vida
que no daba mas que pequeñas muertes a su paso.
Y los olvidamos y lo olvidamos continuamente
mientras la real sangre , cada uno
se la prodigaba dulcemente al otro.
Y vivimos y vivimos balanceándonos al viento,
zurciendo las estaciones al gusto propio
del horario que puede imponer un beso.
Y así nos quisimos y nos queremos
hablando con silencios del futuro
que aún cuida el vientre del anhelo,
tan constante y sereno.
Así nos conocimos,
sabiéndonos enamorados uno ya del otro
y guardando nuestros labios
hasta ese único aliento
que realmente, la vida daba.
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